El matador albaceteño cuajó una sobresaliente actuación, cortando tres orejas y llamando a las puerta de las grandes ferias
Ficha
Plaza de toros de Albacete. Noveno festejo de la Feria de la Virgen de los Llanos. Sexta corrida de toros. Media entrada. Cornúpetas de Conde de Mayalde.
David Fandila “El Fandi” (Blanco y plata con remates negros): Saludos y Ovación con saludos.
Ginés Marín (Malva y azabache): Oreja y Oreja.
José Fernando Molina (Verde esperanza y oro): Oreja con petición de la segunda y Dos orejas.
Serio toque de atención de Molina en Albacete
Noble fue también el que hizo tercero. José Fernando Molina fue todo entrega y disposición con un astado que poseía buena condición, como queda apuntado, pero que marcó pronto querencia hacia los adentros, quedándose más aplomado. De rodillas en el centro del ruedo, con pases cambiados por la espalda, empezó su faena Molina, abrochando ese inicio con un magnífico cambio de mano. Firmeza y mando en la franela del torero de Albacete, que en el final del trasteo se pegó un arrimón. Estocada algo desprendida. Oreja con petición de la segunda.
El sexto ha sido un extraordinario ejemplar de Conde de Mayalde, bravo, encastado, con entrega y profundidad en su embestida. No era sencillo estar a la altura de tan importante animal, y José Fernando Molina lo estuvo, y aún más, exigiendo y sometiendo por abajo al astado del hierro toledano, que sacó un gran fondo, siempre a más durante la lidia. Asentado, encajado, roto y abandonado por momentos Molina que remató su labor con unos sensacionales ayudados por bajo y una estocada en los rubios. Dos orejas.
Recital al natural de Ginés Marín
Otro toro de nota alta fue el segundo, bravo, noble y con mucha clase, sobre todo por el pitón izquierdo. Templado, con gusto, con un trazo de muletazo muy largo Ginés Marín, que deletreó el toreo por ese lado, y también por el derecho, reuniéndose mucho con la embestida, buscando el ajuste. El final de faena con ceñidas bernadinas, terminó de calentar los tendidos del coso albaceteño. Espadazo trasero. Oreja tras aviso.
Nobleza, el denominador común de todo el encierro, tuvo también el quinto. Ginés Marín supo manejar las alturas y las distancias para que el cornúpeta aguantara la exigencia de la faena. Sin obligarle demasiado al principio, hilvanó un quehacer, sobre todo templado, en el que otra vez destacaron las series instrumentadas con la zurda, enganchando al toro adelante y soltándolo atrás. La rúbrica de su obra fue un medio espadazo arriba. Oreja.
Dispuesto El Fandi con un lote de pocas opciones de lucimiento
El primero fue un buen toro de Conde de Mayalde, que embistió con calidad y ritmo desde el saludo capotero de El Fandi. El animal tuvo entrega y clase, cuajando el diestro granadino las mejores tandas de su labor, iniciada de rodillas, con la franela con la mano derecha, conduciendo con temple hasta el final el viaje del astado. Dos pinchazos y estocada. Saludos.
El Fandi saludó al segundo de su lote con una larga cambiada, firmando después un tercio de banderillas en el que le dio fiesta a su antagonista, que fue noble pero que duró muy poco. Porfió con la muleta el de Granada, pero la faena no pudo alcanzar cotas altas debido a que el astado de Conde de Mayalde estaba ya muy parado a esas alturas de la lidia. Casi medio espadazo. Ovación con saludos.
Galería de fotos
Carmen de la Mata
Fotos: UTE Casas – Amador

