Tres orejas ha cortado tanto el extremeño como el peruano mientras que Morante paseó una del cuarto
Ficha
Coso de San Albín – Plaza de toros de Mérida.
Extraordinaria Corrida de Primavera.
Entrada: Tres cuartos de plaza en tarde gélida y con viento.
Toros de El Pilar (3º bis), Correctos de presentación, desiguales en juego y justos de fuerzas en líneas generales. Destacó el enclasado y bravo quinto.
- Morante de la Puebla, Silencio y Oreja con petición de la segunda.
- Talavante, Oreja y Dos orejas con petición de rabo.
- Roca Rey, Dos orejas y Oreja.
Corrida de buen toreo y rivalidad en Mérida
La Corrida de Primavera ha estado marcada por la gélida temperatura que se ha soportado en el Coso de San Albín. Un frio invernal que no fue óbice para el gran espectáculo que ofreció la terna. Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y Andrés Roca Rey se vaciaron con sus respectivos lotes -Morante inédito con el primero que no se mantenía en pie- ante una noble, pareja, pero justa de fuerzas corrida de El Pilar. Mejor los lidiados en la segunda mitad del festejo donde destacó el quinto un -toro de vacas- al que ni siquiera se le dio la vuelta al ruedo como premio por su extraordinaria clase y bravura. Talavante y Roca Rey, empataron a tres apéndices cada uno, sí bien el extremeño firmó con ese gran quinto una de las mejores actuaciones de toda la temporada. Alejandro se emborrachó de torear en una faena cumbre e imaginativa sin encorsetamientos. Mérida estalló a gritos de ¡torero, torero!. Andrés Roca Rey continuó fiel a su personalidad arrolladora encontrando toro por todos los sitios y lugares. Roca Rey volvió a imponer su portentosa capacidad lidiadora ante su par. Morante de la Puebla que abrió cartel firmó una bella faena al cuarto llena de plasticidad y naturalidad, con la que obtuvo una oreja aunque el respetable pidió las dos. A esté lo toreó como los ángeles a la verónica.
Inédito Morante frente al primero
Abrió plaza un astado -prototipo de la casa- ganadera, un ‘colorao’ que echó las manos por delante en el capote de Morante. El maestro sevillano intentó esbozar algún lance pero entre la condición del toro y el viento estropearon el saludo. Una vara y cambio de tercio. Se cuidó en la lidia con los capotes arriba puesto que destapó estar justo de fuerzas el abreplaza. Inédito José Antonio con el primero de su lote puesto que no se tenía en pie y tras unos muletazos de tanteo el toro se echó y hubo que apuntillarlo. Silencio.
Faena personal, con pinceladas muy toreras, del cigarrero al cuarto
Un astado más bajo, colocado de pitones al que el cigarrero recibió con un toreo a la verónica exquisito. Lances garbosos y personales de Morante que calaron hondo en la parroquia. Se cuidó el peto y la faena fue una obra de arte. El genio de la Puebla del Río salió enfibrado y toreó con unas muñecas dormidas por ambos componiendo series de muletazos bellísimas. El toro se fue apagando pero su quehacer llenó la escena de naturalidad. Incluso hubo momentos de invención y creación con recursos de puro arte. Estocada y oreja con petición de segunda ante uno que duró lo justo.
Templada labor de Talavante al segundo de la corrida
Corretón el segundo -otro ‘colorao’- que no quiso pararse en el percal de Talavante. El extremeño lo retuvo a base de ir a buscarlo a los medios y allí lo pasó con compostura -molestado por el viento- , instrumentando varios lances a pies juntos a la verónica. Una vara sin castigar. Alejandro esbozó una faena muy personal -casi toda- por el pitón izquierdo, por donde surgieron naturales con suavidad pero con la muleta a media altura, puesto que no podía obligar a su antagonista por la justeza de fuerzas. A derechas, dio tiempos y alturas, para llevarlo metido y poner toda la chispa que le faltaba al segundo. Estocada y oreja.
Faena cumbre del extremeño ante el quinto
El quinto tuvo motor desde que salió, lo que ayudó a componer un precioso saludo de verónicas de manos bajas. Cadencia, armonía y estética en perfecta conjunción. Un astado que apuntó cosas y que llegó al último con virtudes como la humillación y la transmisión. Ante tan buen material Talavante formó un verdadero lío de órdagos. Se emborrachó de torear por ambos pitones, apareciendo el mejor Talavante de la temporada. Mérida estalló a gritos de ¡Torero, Torero! en una faena cumbre e imaginativa sin encorsetamientos. Exigencia máxima con una muleta que arrastraba la toda su longitud por el albero y un torero hipnotizado por su enorme obra. Espadazo y dos orejas con petición de rabo.
Poderío total de Roca Rey en el tercero
El que hacía tercero fue devuelto al corral por invalido. Con el sobrero, ejecutó Roca Rey un recibo de tanteo -se volvió por dentro- característico de esta casa de El Pilar. Se cuidó en el peto. Roca Rey desarrolló una faena muy personal por ambos pitones ante un toro enclasado al que cosió en la muleta con pulso y despaciosidad. Andrés lo muleteó con prestancia en series justas y medidas -el astado quería más que podía- puesto que pareció estar descoordinado de movimientos. El epilogo del trasteo fue fue un arrimón, dejando que el toro le oliera la taleguilla. Estocada y orejas sin paliativos.
Completa labor del peruano al sexto
Echó las manos por delante el sexto en el saludo de Roca Rey con más efectividad que lucimiento. Se dosificó con criterio en el peto. El diestro peruano cimentó una faena de ligazón por ambos pitones y siempre a más. Estructuró el trazo largo donde la muleta -al natural- viajó con profundidad y estética vertical, mientras a derechas, la ligazón -en carrusel- con exigencias. Un final por naturales a pies juntos de muchos quilates e inusual pero de gran conexión con el respetable. Todo ante un toro que se dejó y que sacó buen fondo. Oreja.
Incidencias
Sobresalió en la lidia del segundo Javier Ambel.
Emilio Trigo
Fotos: Salvador López Medina – Toros Pereda